jueves, 28 de junio de 2012

Fundando una Facultad de Artes para la Universidad del Pueblo • Elección del Primer Decanato de Artes

Qué facultad queremos

Debemos comenzar a proyectarnos como una institución autónoma, como una unidad académica en la plenitud de sus facultades. Este principio nos coloca en un lugar de responsabilidad que no habíamos podido asumir con anterioridad y que implicará madurez de parte de toda la comunidad de artes para poder arribar a una facultad que contenga a todos los actores en su interior, contemplando sus expectativas, necesidades, aspiraciones, sus conflictos y también sus aptitudes para resolverlos.
Debemos crear una facultad de Artes que se piense a sí misma como un colectivo heterogéneo y a su vez organizado, donde cada uno es necesario para alcanzar objetivos comunes, y que estos fundamentos estén profundamente sustentados en el bienestar de la totalidad de la Facultad, y no sólo de algunos sectores. Es esencial comprender que en nuestro camino para construir esta facultad deseada por todos, deben primar principios de realidad y a la vez celeridad en la acción.
Desde hace casi 15 años La Bisagra ha soñado una universidad que sea pública, abierta, inclusiva, popular y emancipadora. Debemos entender estos términos como pilares de un proyecto de país donde la Universidad esté al servicio del pueblo. Venimos de otro modelo que concebía a la educación como una mercancía, donde su importancia se definía en base a la renta y a las exigencias del mercado. Vamos construyendo un modelo de país y de universidad distintos: ya no estamos atrincherados en las universidades, sino tejiendo redes y puentes con la comunidad; trabajando para que el conocimiento atienda a las problemáticas y necesidades colectivas, escuchando los saberes populares, abriendo sus puertas a todos los sectores sociales, orientando la creación de profesionales con una formación anclada en la realidad del país. Así debe construirse la Universidad Pública. De este modo, deberá responder a las necesidades de la sociedad en su conjunto, dejando de supeditar sus decisiones a los intereses de sectores privilegiados. Sin embargo esto no implica un aislamiento del estado con los diferentes sectores de la sociedad civil, sino un cambio de paradigma en el vínculo que mantienen, donde el Estado cobra centralidad y poder.
Desde esta perspectiva es que consideramos a la reciente Facultad de Artes como un paso hacia la diversificación del conocimiento, una apuesta hacia la construcción de un discurso plural que atiende al fortalecimiento de la identidad nacional y que busca posicionar al arte como un actor importante en el desarrollo pleno de la cultura, así mismo buscamos desmitificar la concepción de un arte único enclavado en una tradición academicista o meramente proclamador, para resignificar su incidencia en la sociedad desde un lugar propositivo.

El Medio Cultural y la Facultad de Artes

Es importante comprender que las expresiones artísticas de los pueblos van forjando parte de sus culturas en consonancia con su historia e identidad y que por ende nuestra facultad debe ser uno de sus principales propulsores, en tanto se entiende como la unidad a académica que toma como objeto de estudio al arte. Es por ello que a la hora de planificar los objetivos de la Facultad debe tenerse en cuenta no sólo a los estudiantes como productores de arte sino también hacia quiénes va dirigido. La vinculación entre producción de sentido y recepción debe ser uno de los puntos necesarios a fortalecer para comenzar a formar profesionales al servicio del pueblo. Esto implica replantear y generar un nuevo paradigma de cómo debe incidir la Universidad en la sociedad cordobesa y viceversa, significa repensar la posición que ocupamos como productores insertos en una comunidad determinada, y que debemos responder a las demandas reales.
Para el crecimiento de la Facultad es importante impulsar distintos proyectos que fortalezcan esta vinculación. Es fundamental ejercitar el diálogo con las distintas instituciones y puntos de la cultura, en el ámbito de la ciudad provincia y nación, así como las redes latinoamericanas que enriquezcan este ida y vuelta. Esto debe materializarse a través de encuentros, foros, talleres, discusiones que se cristalicen en articulaciones institucionales que repercutan sobre la vida cotidiana de la Facultad.Es en este sentido que debemos inaugurar nuestra relación con los movimientos sociales buscando conjuntamente prácticas que impulsen un abordaje reflexivo sobre problemáticas sociales desde la perspectiva de las artes.
Estamos convencidos de que el modo de llevar adelante esta vinculación es la inserción de prácticas socio-comunitarias en las carreras de grado, un proyecto que ya se está llevando adelante en distintas universidades del país y es una deuda de la nuestra que cada vez cobra más visibilidad. Es uno de los objetivos principales que tenemos como La Bisagra al interior de la universidad toda. El desafío es cambiar el enfoque de la formación de grado, incorporando instancias obligatorias de articulación o intervención territorial desde los saberes aprendidos. Así, el abismo que separa la formación universitaria de la realidad en distintos sectores de la sociedad acorta su brecha. La formación académica de una universidad pública no puede ir al margen de los procesos sociales y culturales, ni permanecer invisible e indiferente ante los ojos de nuestra comunidad.Este proyecto tiene su complejidad y debe ser llevado adelante basándose en articulaciones que la Facultad de Artes debe impulsar y efectivizar con organizaciones territoriales o instituciones. Es por todo esto que nuestras propuestas de fortalecimiento de la secretaría de extensión se vuelven centrales.

Refundar la vida estudiantil

Desde nuestro claustro estudiantil consideramos que en este proyecto de facultad es necesario también contemplar ciertos cambios que apunten a la inclusión, permanencia y egreso de los estudiantes, garantizando también una calidad académica que esté en sintonía con la universidad comprometida con la realidad.
Es en este marco de fundación y cambio que debemos formular un nuevo régimen de estudiantes que contemple las especificidades de nuestra carrera: considerar a la actividad práctica en un vínculo constante con los contenidos teóricos que no se encasillan en las estructuras del régimen de alumnos vigente “herencia” de Filosofía y Humanidades, así como deben incorporarse al régimen nuevos modalidades de evaluación que estén acorde al proceso de enseñanza - aprendizaje. Deben ponerse en discusión los roles de los ayudantes alumnos en tanto la letra escrita no esta acorde a los roles y los roles no están acordes al espíritu de la figura, creemos que es necesario reinventar para artes la figura del ayudante alumno. Es esencial para garantizar la permanencia de nuestros compañeros configurar un régimen de alumnos que contemple las problemáticas que hoy son realidad de muchos de nosotros, proponiendo modalidades de cursado y evaluación que tengan en cuenta a los estudiantes trabajadores o con hijos a cargo. Es imperioso diseñar mecanismos de contención que hagan efectiva a la universidad pintada de pueblo.
Existen condiciones que pueden ser limitantes de esta contención, entre ellas están los horarios de cursado que afectan sensiblemente el cotidiano de la vida universitaria. El aglutinamiento y el desdoblamiento de horarios deben poder aplicarse de un modo responsable, organizando el tiempo en función de criterios que posibiliten actividades por fuera de la vida académica, ateniéndose a las jornadas convencionales del mundo laboral y consigan administrar el uso de los espacios físicos de los que esta facultad dispone. Sumando a esto, otro punto central para garantizar la inclusión, la permanencia y el egreso de nuestros compañeros es un sistema de becas, sobre el cual debemos avanzar con una discusión democrática, masiva, sensata y colectiva, que debe estar seriamente acompañada de una aplicación organizada, responsable y eficiente, para que puedan llegar de este modo a todos y todas los que realmente las necesiten.
Con todo lo expuesto anteriormente se hace evidente que la Facultad de Artes ya no será más un deseo, un símbolo. La Facultad de Artes es y será construida por toda su comunidad, todos y todas SOMOS y la HACEMOS.
Desde el claustro estudiantil trabajaremos para que nuestra representación en este espacio incluya al estudiantado en este proceso de refundación de nuestra facultad, teniendo en cuenta los pilares, que deberán apuntalarse y aquellos que deberán ser modificados para construir una facultad que se corresponda con un modelo de universidad y país. En este sentido es que consideramos a esta eleccion de Decano y Vice Decano como una apuesta política, para perspectivar el horizonte en el que debe avanzar este proyecto político.
Hemos compartido con ustedes nuestras propuestas, ideas, luchas y sueños para esta Facultad es con ellos con que decidimos acompañar a la candidata Ana Yukelson para desempeñarse como la primera decana de la Facultad de Artes.

Ana no duerme

Conocemos la trayectoria de Ana en su labor como docente y directora de la escuela. Durante el proceso de transición hacia la facultad hizo público su posicionamiento y su compromiso de forma tal que fue indispensable su aporte y empeño para que luego de más de 15 años de lucha se pudiera llevar a cabo una reforma tan importante para la comunidad de artes en la universidad.
Además de las necesarias reformas académicas que había que llevar a cabo durante este proceso, y que incluían tanto la confección de los nuevos planes de estudio como la renovación de la planta docente mediante concursos, pudo llevar adelante el proceso político que implicaba dialogar con todos los actores de la Universidad en pos de difundir y concientizar hacia el resto de las unidades académicas la necesidad de crear esta facultad. A su vez participó y gestionó la creación de la Red Argentina Universitaria de Artes, con el objetivo de discutir entre los distintos actores los planes de estudio en la búsqueda de generar transformaciones que trasciendan a cada facultad en particular. Otra de las políticas que llevó adelante y que nos parece importante destacar, fue su capacidad para impulsar el programa de apoyo al egreso, que busca solucionar una problemática general de la Universidad.
Además de los logros puntuales que podríamos seguir destacando de su trayectoria, consideramos de suma importancia también reconocer su capacidad de administración, gestión y trabajo académico que fue llevando a cabo durante los períodos en que ocupó el cargo de Directora de la Escuela y posteriormente como Decana de transición. Así como su habilidad para ordenar los distintos conflictos que fueron acumulándose a través del tiempo y que encontraron su solución mediante un arduo trabajo que implicó principalmente un reconocimiento por parte del Consejo Directivo de la Facultad de Filosofía y Humanidades de las problemáticas urgentes de la Escuela.
Es indiscutible su compromiso y entrega hacia el proyecto de facultad, su preocupación por fomentar la participación y formación del claustro docente, por la destinación de un mayor presupuesto, el desarrollo de áreas más específicas de estudio, la definición de las Artes como un objeto de estudio autónomo en el campo epistemológico de la Universidad y por su relación fluida y de acompañamiento hacia el claustro estudiantil.
Por eso nos parece central apoyar a Ana Yukelson en su candidatura como decana para continuar con éste proceso que viene llevando a cabo, y que da cuenta de su voluntad para construir una Facultad de Artes de vanguardia cuyo anclaje sean las necesidades de la sociedad y la reinvención de una especificidad en constante movimiento.


Pensar un referente a la altura de las circunstancias

Conducir una facultad es un acto político, por ende las decisiones que son tomadas influyen en la vida académica y política de cada uno de los integrantes de esta unidad y es entonces responsabilidad de quienes conformamos este espacio político posicionar a la Facultad de Artes como un actor de peso en el seno de la universidad y en relación a la comunidad cordobesa, Argentina y Latinoamericana.
Estamos buscando construir una facultad cuyo proyecto político tenga el potencial para motorizar tanto las reformas académicas como la integración en la vida plena y en la ciudadanía de la Universidad, por eso es que nosotros proponemos a Dardo Alzogaray como vicedecano, por creer que él es esa figura que posee las cualidades necesarias para llevar a cabo este proceso fundacional acompañando al decano electo.
Creemos que “el Dardo”, así como lo conocemos todos, siempre ha sido un actor de peso entre nosotros; que, en su extensa trayectoria como docente en ésta y en otras universidades del país y Latinoamérica, se destaca ese gran vínculo que consolida clase a clase con los estudiantes en el legítimo proceso de enseñanza y aprendizaje, en las tomas de posiciones y acciones propias de la cotidianeidad de la vida universitaria y en las producciones y manifestaciones artísticas que vamos generando y sosteniendo.
De su reconocida trayectoria política podemos señalar que ha participado de hechos trascendentales en la vida universitaria. Fue un actor protagonista de procesos de cambios sociales. Nos resuenan numerosas historias y reflexiones que van desde el Cordobazo, el Golpe Cívico Militar de 1976, la vuelta a la democracia, la reapertura de las carreras desaparecidas, la resistencia al desmantelamiento de la educación pública hasta el arduo proceso de reconstrucción de la última década. Es un actor que ha sabido interpretar los tiempos, la coyuntura y los procesos de los diversos momentos políticos que lo tuvieron como sujeto activo y que ha demostrado estar siempre a la altura de las circunstancias. En sintonía con eso, creemos que es muy importante considerar su posicionamiento y su desempeño en momentos de crisis que lo consolidaron como un referente docente para los estudiantes, como fueron las movilizaciones estudiantiles en el país durante el año 2010 que implicaron medidas de fuerza en las que se tomaron colegios secundarios y otras unidades académicas como nuestra antigua Facultad de Filosofía y Humanidades. De aquel momento, valoramos sus ansias de generar interrogantes en los miembros de la facultad que buscaban disparar reflexiones críticas sobre el momento que estábamos transitando, sembrando claridad y promoviendo discusiones profundas. Por ese espíritu de lucha que lo acompaña desde muy joven, pensamos que puede propiciar la expansión de la facultad no sólo dentro de la universidad sino también en el medio cultural local. También sabemos que ha podido generar vínculos y líneas de acción con todos los claustros, lo que nos da la certeza de que podrá gestionar entre la heterogeneidad y la pluralidad de voces e ideas que caracterizan y distinguen a nuestra facultad, habilitando consensos entre posiciones encontradas.
En cuanto a su experiencia en gestión, subrayamos, entre otras cosas, su labor como presidente en la Fundación de la Facultad de Filosofía y Humanidades y como jefe del Departamento de Teatro, espacios en los que se ha desenvuelto para ayudar a mejorar las condiciones de trabajo, de estudio y de producción en el ámbito universitario.
En el momento de fundación en el que nos encontramos, la militancia política de Dardo y ese aire juvenil que sigue soplando en los relatos de sus experiencias, nos recuerdan inevitablemente, en gran parte, el espíritu luchador de aquellos estudiantes que, a través de la historia, fueron trazando los caminos de las transformaciones más sensibles donde los deseos, las pasiones y las preocupaciones construyeron los sueños mejores soñados de esta patria. Y queremos que esta Facultad de Artes se anime a soñar en una Universidad color de pueblo.

En el camino de democratizar el cogobierno

Desde Dos Puntos, La Bisagra en Artes, creemos que la democracia y la participación deben ser fomentadas desde una práctica política constante, y que la cristalización de este proceso se daría de manera óptima en la Elección Directa de autoridades unipersonales. Para poder aplicarla, como Espacio Cambio, venimos discutiendo públicamente la necesidad de modificar los estatutos universitarios. Este es uno de los proyectos centrales que nos permitió encontrarnos en un espacio de articulación. En cuanto a las autoridades rectorales, y para garantizar la participación equitativa de todas las unidades académicas, entendemos que la elección directa debe ser doblemente ponderada: por claustro y por facultad. Esto garantizaría la participación de todos los miembros de nuestras unidades académicas, y el fortalecimiento del co-gobierno.
Consideramos asimismo que, para democratizar verdaderamente nuestras formas de gobierno, se debe discutir y transformar, además, la composición actual de los órganos de co-gobierno, hoy compuestos por una mayoría docente. Tenemos en claro que la discusión sobre co-gobierno igualitario no está cerrada sino, que al contrario, genera opiniones diversas. Pero queremos dejar en claro que nuestra postura como Movimiento Estudiantil es contundente y la vamos a llevar adelante como elemento necesario de toda discusión sobre reforma política.
Es sumamente necesario cambiar el sistema de elección de autoridades unipersonales, ya que en sí mismo constituye una evidente restricción a la participación directa de la comunidad universitaria, es por ello que creemos necesario que la nueva Facultad de Artes debe nacer con ésta, la ELECCIÓN DIRECTA, como una de sus luchas fundamentales, tomando la posta en una iniciativa que lleve adelante toda la universidad.

No es poca la tarea que inicia.
Son muchas las personas que construyen y desean este paradigma de universidad.
Por eso es momento de reunirnos todos y todas, poner manos a la obra.
¡Nunca menos!